PROYECTO DE ADAPTACIÓN DEL NUEVO PABELLÓN DEL MINISTERIO DE AGRICULTURA EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL CAMPO.

Ficha de proyecto

Entre el Ministerio de Agricultura y la Comisaría de la Feria Internacional del Campo se concertó, en el mes de junio de 1967, la permuta del pabellón que el Ministerio construyó para su participación en la Primera Feria del Campo en el año 1950, obra del arquitecto Arniches. Las razones que justificaron las gestiones para esta permuta se fundamentaban primordialmente en el emplazamiento a causa del enorme desarrollo que había adquirido la Feria y que, por haberse cambiado de lugar el acceso principal, quedaba muy distanciado de éste y desplazado de los edificios más representativos.

Además, el nuevo pabellón ofrecía una mayor superficie edificada, bien completada por la superficie de patios incorporados a su total y por ello mejor disposición de espacios de exposición cubiertos y al aire libre. Por otra parte, el pabellón traído de Bruselas, conocido por el de los Hexágonos, había tenido en la Feria de Madrid un destino ingrato en aplicaciones diversas y se encontraba mal reconocido y mal conservado.

El Ministerio me confió su restauración, su adaptación y su ampliación, de acuerdo con el nuevo destino, y me propuse observar una absoluta fidelidad al carácter con el que sus creadores lo concibieron. Este pabellón era obra de los arquitectos José A. Corrales y Ramón V. Molezún, cuyo proyecto fue el premio de un concurso de ideas convocado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para la participación de España en la Exposición de Bruselas. Debía ser desmontable para su traslado y para que pudieran recuperarse la mayor cantidad de sus materiales. Su presentación en Bruselas tuvo un éxito enorme; había sido concebido con una prodigiosa adaptación a las condiciones del emplazamiento en la movida topografía y entre el arbolado de un estupendo parque. Nuestros arquitectos supieron hacer de todo ello el ambiente más favorable para su obra. Las revistas profesionales de todo el mundo le clasificaron entre los mejores. Tuve la suerte de comprobarlo.

En su traslado a Madrid, las cosas cambiaron: la economía y el lugar se impusieron como premisas distintas. Creo que volvieron a acertar, aunque las limitaciones económicas les impidió rematarle como hubieran deseado. Se me daba la ocasión para ofrecerles su reivindicación en lo posible y les propuse la colaboración, a la que correspondieron con una asistencia desinteresada, que agradecí, para garantizar la fidelidad que me proponía. Su obra merecía un absoluto respeto, al que creí deber subordinarme en todo lo que su nueva aplicación me exigiese. El pabellón debía servir, dado su nuevo carácter oficial y representativo, un programa más completo en su distribución, dotándole de un pórtico de entrada, un gran vestíbulo con información, conserjería, mostrador de publicaciones; sala de recepción, sala de proyecciones y conferencias, despacho de dirección, almacenes, aseos, además del ámbito de exhibiciones que constituía el espacio total existente. Al edificio debía también agregársele la vegetación en los patios y exteriores en torno, a los que se abrían sus grandes paramentos acristalados, para los que habían sido así proyectados.

El edificio en si, los espacios creados por su arquitectura, recorridos en una visita, son de una pasmosa variedad en el juego de planos y niveles que ofrece su interior, logrados con un número reducido de elementos de construcción que se repiten modularmente. El movimiento de la planta y el de sus niveles, por la adaptación al terreno, originan un cambio continuo de perspectivas interiores sobre las constantes de suelo, paramentos y techo que permanecen. El recorrido del pabellón, en su arquitectura desnuda, es una aventura de espacios con la sorpresa de la novedad de un ambiente a cada paso, con un ritmo permanente en su dinámica. Esto suponía una exigencia grave y fundamental para su instalación: habría de hacerse con una unidad de criterio en todo su desarrollo que fuese armónica y de alguna manera identificada con su arquitectura. Como el Ministerio se proponía presentar su obra como labor conjunta y única y de forma sistemática, la Comisión organizadora quiso confiar a un arquitecto especialista, asimismo identificado con la concepción del edificio, el montaje de la exposición. Problemas económicos y de urgencia no lo permitieron y la presentación de la última Feria no respondió debidamente a este propósito.

Si la arquitectura es, sobre todo, una creación de espacios, este edificio, al que mi modesta aportación sólo ha querido ser fiel, es una estupenda obra de arquitectura. La sucesiva diversidad de sus interiores y la proyección de sus exteriores, mantenidos con la austeridad de un ambiente neutral que es imprescindible para exaltar lo expuesto, brinda las máximas posibilidades para el cumplimiento de sus objetivos corno local de exposiciones. Esperamos que sepan administrarse bien estas cualidades de su arquitectura y que no la contradigan las próximas instalaciones. Sabemos que sus exigencias son muchas y que es difícil, pero el resultado así sería verdaderamente importante.

 

Hoy desgraciadamente una de las arquitecturas de exposiciones que más trascendencia internacional han tenido, se encuentra abandonada y sin uso, corriendo serio peligro de desaparición.

SituaciónBarrio de CASA DE CAMPO. Distrito de MONCLOA-ARAVACA
FechasConstruido. 1967
PromotorMinisterio de Agricultura
Equipo del proyectoInstalación en la Casa de Campo: Ramón Vázquez Molezún y José Antonio Corrales Gutiérrez: 1959 (P) 1959 (O); Remodelación para Pabellón del Ministerio de Agricultura: José Luis Fernández del Amo Moreno: 1967 (P) 1967 (O)
Alcance del encargoProyecto de Ejecución adaptación + Dirección de Obra.