COMPLEJO PARROQUIAL DE «NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ». MADRID, 1967

Ficha de proyecto

En el polígono de Santa Marca en Madrid, de nueva urbanización y situado en la periferia, en una zona de ciudad jardín, con alineación exterior en una calle de diez metros y entre medianerías, se propuso la construcción de un Complejo Parroquial para esta nueva barriada. Realizada en veinticuatro meses bajo el patrocinio de Nuestra Señora de la Luz, la iglesia en el polígono de Santa Marca sería la primera iglesia posconciliar de Fernández del Amo, en la que trataría de atenerse «con la mayor fidelidad posible a las Instrucciones dictadas por la Archidiócesis para la construcción de los complejos parroquiales».

Las condiciones de solar, ordenanzas y situación, violentaban el proyecto de tal manera que lejos de superarles en una concepción contradictoria, fueron premisas rigurosas que reforzaron las intenciones que pe pretendían. No hay manifestación de volumen realmente ostensible. No hay expresión representativa de fachadas. Nada al exterior revela una morfología relevante ó monumental. Las exigencias del emplazamiento lo imponían con limitaciones que hubieran sido superadas, pero por otra parte, en estricta coherencia, los propósitos del arquitecto conducían al mismo fin. Lo que eran pies forzados le condujeron a su más inequívoco cumplimiento. El proyecto había de plantearse exclusivamente como una ordenación y disposición de los espacios para las funciones a servir, gravitando sobre ellos mismos toda la expresión que hiciese explícita la forma de vivirlos. La arquitectura contribuiría a la significación de cada uno de los ambientes en el complejo del edificio.

En el proyecto, esta diversidad de funciones se congrega alrededor de un patio, por el que tienen acceso a través de un pórtico con una sola comunicación con el exterior. Esta disposición hace que en él confluyen todas las circulaciones, y por consecuencia sea lugar de encuentro para todos los que acuden a sus servicios. Este es el sentido que se ha dado al único acceso desde el exterior y la distribución en torno al patio, como atrio ceñido y circunscrito por la nave del Templo para la asamblea y celebración del culto, dependencias y despachos parroquiales, club, sala de juegos infantiles, sala de actos, y locales de asistencias y pastoral.

La nave del Templo, sobre un cuadrado perfecto de planta, es un prisma cúbico apuntado por la pirámide excéntrica de una cubierta de cinc. Toda la iluminación es cenital desde un techo colgado de arpillera como de tienda que cobija y de hogar que congrega alrededor de la luz proyectándose sobre el lugar de la acción. Este volumen, hueco y modulador de la luz cenital, contribuye poderosamente en la participación y acercamiento de los fieles hacia el altar.

«Aquí la luz cobra una significación especial, de manera que los fieles la perciban venida de lo alto, desde la convocatoria en el claustro, en su manifestación natural, donde la mirada encuentra el cielo, hasta la iluminación cenital del templo en su parte central sobre el santuario y en el perímetro de la nave como luz de ambiente, iluminando desde arriba la imagen de la Virgen en un fondo de penumbra para hacer converger la atención hacia el lugar de las celebraciones».

Es criterio fundamental para reforzar la impresión psicológica de la participación de la asamblea en la celebración, que ésta se albergue en un único espacio sin que sea distinto ni se destaque el lugar destinado al presbiterio. Su posición bajo el mismo techo y limitado por los mismos muros, sin paramento primordial, dentro del cuadrado que es el ámbito de la asamblea, contribuye a que los fieles no sean meros espectadores pasivos. En la pared frontal se ha dispuesto el órgano como signo de esa participación colectiva que se verifica en el canto.

Todo aquí resulta sencillo: cuatro paredes y un techo. Apenas nada se manifiesta al exterior, exceptuando el campanil de acero situado en el claustro, cuya gran cruz griega en lo alto, convoca a los fieles. «Con nobleza, con sobriedad, con los menos elementos posibles, con la autenticidad de lo imprescindible, se procuró realizar una buena construcción. Obreros y técnicos colaboraron en la obra bien hecha».

SituaciónCalle Fernán Núñez, 4, 28016 Madrid.
Superficie Construida-m²
P.E.M.-€
FechasConstruido. 1967
PropiedadObispado de Madrid.
Equipo del proyectoJosé Luis Fernández del Amo (arquitecto). José Luis Sánchez, escultura y sagrario.
Alcance del encargoProyecto y Dirección de Obra.