Iglesia parroquial de Santa Marina, Chantada
Ficha de proyecto
Se me encargó otro complejo parroquial en la ciudad de Chantada. Ya existía un viejo y mínimo templo que no consentía actividad pastoral alguna ni la afluencia de toda la feligresía.
Verdad es que esa pequeña iglesia imprime carácter al lugar y es edificio singular y significativo, en perfecta armonía en el encuentro de sus calles.
El proyecto se hizo en un nuevo solar situado en una gran avenida del ensanche con accesos y entorno favorable, salvo un conflicto de medianería que condiciono el desarrollo de su planta.
Era e año 63, el cura, un anciano de leyenda que me conmovía en cada visita con su envoltorio de queso y castañas, gratitud maravillosa en su modestia. No vio levantarse el edificio, pero fue para mí emocionante el prodigio de su entusiasmo juvenil ante las audacias que se le proponían en el Proyecto: me hizo concebirle con la mayor ilusión y libertad. He de decir que llegué a encariñarme con él: con el cura y con el Proyecto.
El complejo tenía un programa semejante al de San Antonio: habría de repetirse la exposición hecha para aquel, pero aún a riesgo de incurrir en coincidencias, debo hacer la descripción de este de Chantada para su verificación.
Las condiciones del solar de nuevo trazado se imponían y al mismo tiempo facilitaban el estudio de los alrededores y accesos al Centro de diversificación de entradas, creando espacios para ser ajardinados y con vegetación como lugar de estancia y de encuentro.
El templo está formado por una nave mayor destinada a la comunidad de los fieles que participan de la Eucaristía en relación inmediata con el altar y el ambón para la proclamación de la palabra. La nave lateral de circulaciones, relaciona el baptisterio, la sacristía, confesionarios y capilla del sagrario.
Un porche provee acceso independiente a las dependencias parroquiales con vestíbulo, despacho, archivos y aseos. Por este mismo vestíbulo se comunica con la planta de semisótano en la que se distribuyen las piezas destinadas a la acción pastoral y social de la parroquia con salón de actos, catequesis, club parroquial, secretariados, almacén y servicios. Estos locales cuentan con entrada directa desde el exterior.
Todo el conjunto forma un volumen exento de dos plantas bajo una cubierta de dos grandes faldones que dominan su imagen, salvo la torre destacada en su eje y que acusa resaltando su entrada principal. Sin pretensión de estilo alguno se ha procurado resolver su organización racionalmente a la actividad social con una cierta autonomía sin que se pretenda dar una impresión monumental.
Con estructura de hormigón visto para salvar las grandes luces con la mayor diafanidad, para su construcción se han empleado los procedimientos y materiales propios del lugar, para facilitar la mano de obra y hacerla como expresión plástica de su sobriedad, y la autenticidad de las viejas construcciones de la región.
Todos los elementos de su ornamentación en retablos, altar, pila bautismal sagrario y candeleros fueron realizados en forma coordinada para su concepción integrada en los espacios, por el artista Coomonte que como los anterioremente mencionados, tiene una gran ejecutoria en la labor incorporada a la arquitectura.
Por dificultades en la dirección, a tal distancia, la obra bien realizada, no se aviene enteramente con el proyecto, en la elección de materiales y procedimientos, en las vidrieras y algunos detalles que no responden a la pureza y simplicidad de sus líneas.