Se actúa sobre el edificio existente, manteniendo sus fachadas, y demoliendo la construcción situada al fondo de la parcela, así como el interior de la vivienda existente.

El edificio consta de sótano y de cuatro plantas sobre rasante más ático, destinados a viviendas, con dos viviendas por planta.

La nueva edificación respeta las fachadas existentes y protegidas, para ello se da continuidad a dichas fachadas separándose de las mismas, con un paño acristalado en fachada y ligeramente retranqueado, y una doble altura en el interior de la parcela, que alberga el vestíbulo. Se libera de esta manera la fachada original, permitiendo una visión completa y continuada de la misma. A la fachada de la nueva propuesta se le dará un tratamiento lineal, con un acabado liso diferenciándose de la original y dándole mayor preponderancia.

La distribución de la edificación se centra en esta doble altura, dónde se localizan los elementos de comunicación, encontrándose los apartamentos a uno y otro lado de los mismos, separados en sus dos primeras alturas por la doble altura y mediante un único forjado en las restantes.